Los pacientes deberían ser conscientes cuando se cambia la regulación
referente al sector de la Odontología. Nuestra responsabilidad es darles acceso
a la información que haga de ellos consumidores con capacidad de decisión
responsable. No se trata de dar un curso de implantología a toda la población
española. Se trata de hacerles llegar los fallos que ya se detectan en estos
ámbitos y que son de su interés.
Sí, la pregunta es tan clara y evidente como la que da título al post. ¿Por
qué cuando Ford tiene que llamar a revisión a una serie de coches se informa en
la televisión de forma habitual, igual cuando lo hace Seat u otras marcas de
coches?
Podrían indicarme que a nivel de salud, las cosas funcionan de otra manera.
Sin dejar de advertir las evidentes diferencias entre un coche y un implante,
me temo que esta excusa no es del todo válida. Aún recuerdo cuando se tuvieron
que retirar determinadas prótesis mamarias. Igual que con los coches se informó
a través de canales cercanos al público de lo que estaba sucediendo.
Por tanto, reitero mi pregunta, ¿por qué no sucede lo mismo cuando
existe la retirada de lotes y lotes de implantes por errores en su manufactura?
Tomemos un poco de distancia, para que vean a donde quiero llegar. Nuestra
profesión ha sufrido un evidente cambio de regulación en las últimas décadas. De
manera general, me refiero que hemos pasado (o al menos así lo intuyo) de tener
una regulación que más o menos mantenía la excepcionalidad de la Odontología, a
una regulación que nos baja al terreno general de la sociedad.
Todos somos conscientes de ellos. Cualquiera puede poner una clínica
dental, donde el dentista es un trabajador más, sometido a todas las presiones
por parte del patrón que la ley le permite, en el mismo nivel de protección (ya
sea mucho o poco, para opiniones, colores, que se suele decir) que cualquier
otro trabajador de la clínica. Poco importa que el dueño de la clínica sepa
algo, poco o nada de Odontología. Es el dueño. Igual que el dueño de un
restaurante puede no saber nada de cocina.
La publicidad, para que hablar. Nos regulamos por la misma ley de
publicidad y en el mismo margen que multitud de servicios, y no hemos tardado
en aplicar las nuevas normas del juego publicitario, aunque algunos hayamos
visto como (no sé si muchos o pocos, pero entre los que me incluyo) se han
traspasado líneas rojas de respeto a la profesión (obviamente, estas líneas
rojas no lo son a nivel legal, pues la ley las ampara).
También debemos respetar la ley del mercado en relación a la competencia, a
la oferta y la demanda, a dejar que el mercado marque el rumbo. Se suceden
formas extrañas (que no tienen por qué ser malas) de ejercer la Odontología
Las ofertas, sobre todo en el terreno de la implantología, son muy
agresivas y a veces engañosas. No nos preocupemos por esto. De este aspecto ya
darán cuenta las reclamaciones de los consumidores cuando haya un problema, al
igual que si compran un bolso defectuoso.
Pero a nivel de profesionales sabemos cuánto puede llegar a costar un
implante (por arriba) y sabemos cuánto puede llegar a costar un implante (por
abajo). Y por supuesto muchos de nosotros elegimos una marca u otra (o varias)
en función de criterios económicos, científicos, y asistenciales. Y esta
elección es uno de los limitantes (ni el único ni el más importante) para
ajustar el precio que la colocación de un implante tendrá para el paciente
(sobre todo cuando utilizamos un implante de los relativamente caros).
Pero sin embargo el paciente no es consciente de nada de esto. Se imaginan
que alguien compara un coche porque anda y tiene volante. No. El consumidor
elige una marca y un modelo, y va donde le puedan ofrecer dicha marca y dicho
modelo. Por supuesto, esta decisión se basa en una información que el
consumidor tiene.
Al dejar que las alarmas sanitarias en relación con determinadas marcas de
implantes (un día una, otro día otra, algunas varias veces, otras nunca), estamos
condenando al paciente a pensar que todos los implantes son similares, son
iguales, porque no tienen elementos de juicio para tener otra opinión.
De esta forma pueden preguntar a diez pacientes por cinco o seis marcas de
implantes y posiblemente no les sonará ninguna. Pero pueden preguntarles
por el precio de colocación de un implante y todos tendrán una idea. Idea en la
que la marca del implante, su calidad y sus alarmas sanitarias (como única
medida indirecta de su calidad y esmero en su fabricación, a falta de otras por
desarrollar) no han tenido nada que ver.
Y esto es fácilmente subsanable. Hagan como en la empresa del automóvil.
Hagan públicas a medios de información generales las alarmas sanitarias, como
la 2011/500 que afectaba a una serie de aditamentos de una marca en concreto.
De esta forma, al pasar meses y años, los pacientes empezaran a saber que,
aparte de que hay varias marcas (como ahora saben de coches), éstas no
son iguales. Ni en precio, ni en otros aspectos.
Y estoy seguro que, como en todo, habrá personas que prefieran una marca de
implante a otra, y la busquen. O igual habrá personas que les dé igual una
marca que otra, y decidan por otras cuestiones.
Reitero, tal como se preguntaba al inicio en que no estoy conforme en
que a los pacientes, que tan libres son y en virtud de respetar esa libertad
(con la que estoy completamente de acuerdo, faltaría más) hemos cambiado toda
la regulación de la Odontología, no tengan acceso a la información que haga de
ellos consumidores con capacidad de decisión responsable. No se trata de dar un
curso de implantología a toda la población española. Se trata de hacerles
llegar los fallos que ya se detectan en ámbitos que son de su interés.
PD: No quiero terminar sin recordar que, efectivamente, el precio del
implante ni es el único ni el más importante de los factores para decidir el
precio de la colocación de un implante. Sin duda hay varios, pero el más
importante, a mi modo de ver, es y será la formación y experiencia de la
persona que llevará a cabo dicha inserción y se hará responsable del
tratamiento.